PROBLEMÁTICAS

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jueves, 26 de marzo de 2015

NOTICIA ESTEREOTIPOS


Teletón y estereotipos: 

Trata acerca de ese famoso evento que convoca a los colombianos entorno a una causa específica: ayudar a las personas con discapacidad por medio de una donación masiva (y televisada) de dinero.

Todo con una misión loable: brindar tratamientos médicos, posibilidades de rehabilitación y fortalecimiento de sus habilidades para la inclusión social, bajo el término científico de Programa Integral de Rehabilitación (PRI). Es una buena causa que convoca año tras año la solidaridad nacional.

Empero, no faltan las críticas al papel de Teletón de un tiempo para acá. Más que su loable misión, que no tiene discusión, lo que resulta problemático es la representación colectiva que se forma de quienes tienen alguna discapacidad: esa manera en la que, a punta de imágenes lastimeras, la sociedad convierte un rasgo de la diversidad humana en una tragedia que merece la compasión de un país entero. Lágrimas, sonrisas, peticiones y, sobre todo, un sentimiento de autosatisfacción generalizado que, antes que comprender los rasgos de la discapacidad, entorpecen su existencia misma. ¿Acaso todos ellos son frágiles seres humanos, golpeados por la vida, que hay que socorrer, como nos los muestran durante dos días al año en cadena televisiva? ¿Ellos quieren verse así ante los demás? La Convención sobre los Derechos de las Personas con discapacidad obliga a Colombia a luchar contra los estereotipos, prejuicios y prácticas
nocivas contra esta población: ¿cumple Teletón con este requisito en el nivel simbólico? No creemos que lo haga, pese a sus buenas intenciones. Y nos parece, además, que, ante la variedad de discapacidades que existen, Teletón las iguala todas sin el enfoque diferenciado que se requiere. Eso distorsiona también su representación ante la sociedad, la imagen que proyectan, la discriminación que, ahí sí, sufren por parte de los demás.


El Estado debe entender que esto es un insumo (simbólicamente problemático) que es insuficiente para generar una sociedad incluyente que garantice los derechos de una parte de la población. Cambiando los discursos es por donde empiezan a transformarse las realidades. El segundo paso, que vemos lejano (la consecución de todos los derechos a servicios de salud), lo podemos ir pensando para el largo plazo; el primero, el del respeto, deberíamos aplicarlo de inmediato.

www.eltiempo.com

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